
Tecnología de la información y la comunicación para el desarrollo
La historia nos ayuda a comprender quiénes somos y de dónde venimos. Puede revelar tensiones entre nuestros papeles sociales superpuestos de trabajador, consumidor, ciudadano y emigrante, que conforman la identidad individual moderna. Una profunda familiaridad con diferentes escuelas de pensamiento económico también puede aportar formas innovadoras de representar la economía. Por ejemplo, la economía política clásica ofrece una ventana a la estructura de las economías industriales. Aborda cuestiones sobre cómo la tecnología y los recursos se combinan para producir mercancías, cómo se distribuye la renta y se acumula la riqueza. También investigamos el auge de los discursos sobre el consumo en el siglo XIX y cómo desembocaron en el cambio de paradigma neoliberal en el siglo XX.
A lo largo de los años, el IMS se ha especializado en la historia de diversas escuelas de pensamiento, como la economía política clásica y los desarrollos modernos que ha inspirado, el movimiento institucionalista, la economía evolutiva, la economía keynesiana y postkeynesiana, la economía conductista y la economía neoclásica. Hemos estudiado cómo se extendió esta última en diversas ramas del discurso económico y cómo se transformó su carácter en universidades clave como Lausana, Cambridge, la LSE y diversos lugares de Estados Unidos. Hemos publicado extensamente sobre el pensamiento de destacados economistas como Alfred Marshall, Thorstein Veblen, John Maynard Keynes, Pierro Sraffa, Herbert Simon y Richard Musgrave.
La educación ejecutiva en línea: Cuánto y para qué
1En el siglo XXI, la innovación se ha convertido en un término cotidiano muy utilizado, pero mal definido. Se insta a las empresas a ser innovadoras para obtener o mantener una “ventaja competitiva”; los consultores anuncian su asesoramiento estratégico como la esencia de la innovación; la supervivencia de las organizaciones locales depende del desarrollo de capacidades que se deriva de la innovación; se exalta a las escuelas por incluir la innovación en sus planes de estudio; y las universidades se promocionan como líderes en innovación. Del mismo modo, el término emprendedor, utilizado para describir la agencia humana que está detrás de la innovación, está igualmente mal definido en el uso cotidiano. El valor de los emprendedores para la sociedad varía ampliamente de positivo a negativo dependiendo del énfasis de periodistas, académicos, empresarios, sindicalistas, grupos de reflexión de derechas y activistas de izquierdas. Sin embargo, una definición tan imprecisa no es deseable en el discurso académico y el tema central de este artículo es el papel cambiante del empresario innovador en la teoría económica y algunas de las razones de esta dinámica.
2 En este documento, la economía de la innovación se define como un cuerpo de teoría económica que sostiene a priori que el desarrollo económico es el resultado de la apropiación del conocimiento, la innovación y el espíritu empresarial que operan dentro de un entorno institucional de sistemas de innovación. Esto distingue a la economía de la innovación de otras ramas de la economía, incluida la teoría neoclásica dominante, que considera la acumulación de capital como el principal motor del desarrollo económico, principalmente en forma de crecimiento económico. En el paradigma de la economía de la innovación, el mundo socioeconómico funciona como un sistema abierto y complejo, con tendencias a la adaptación. Esto contrasta con la economía neoclásica, que considera la economía como un sistema cerrado con tendencias al equilibrio mecánico.
“el cambio es lento, hasta que ¡no lo es!” – josé carlos aissa
La aplicación de las herramientas de las ciencias de la complejidad al estudio de la sociedad permite analizar fenómenos que han sido difíciles de identificar y analizar con herramientas más tradicionales, especialmente en el campo de la Economía, que en ausencia de estas herramientas ha tendido a trabajar con representaciones relativamente poco dimensionales de la realidad. Pero la creciente disponibilidad de información más detallada de los fenómenos sociales hace especialmente útil el uso de herramientas que puedan explotar esta riqueza informativa. Esto abre nuevos y fascinantes horizontes en casi todos los campos del conocimiento de las ciencias sociales.
En economía, está ampliamente aceptado que la tecnología es el motor clave del crecimiento económico de países, regiones y ciudades. El progreso tecnológico permite una producción más eficiente de más y mejores bienes y servicios, que es de lo que depende la prosperidad.
Sin embargo, los mecanismos a través de los cuales la tecnología se desarrolla, adopta y utiliza en la producción son complejos. Su análisis más detallado puede permitir nuevos hallazgos que podrían tener importantes repercusiones en muchos ámbitos de la política, como la política científica, la investigación y el desarrollo, la política industrial y las políticas de desarrollo tanto nacionales como regionales. De hecho, el propio concepto de tecnología, así como las capacidades individuales y sociales necesarias para su desarrollo, pueden estudiarse ahora a un nivel mucho más detallado, lo que puede dar lugar a posibles contribuciones que repercutan en la educación superior, la creación de empleo y el crecimiento económico. Es evidente que existen vínculos entre la educación, la investigación y el desarrollo, la innovación y la actividad económica que forman parte del proceso que pretendemos desvelar.
Explicación de la economía evolutiva
Cuando se construye una máquina costosa, es de esperar que el trabajo extraordinario realizado por ella antes de que se desgaste, reemplace el capital invertido en ella, por lo menos con los beneficios ordinarios. Un hombre educado a costa de mucho trabajo y tiempo en cualquiera de esos empleos que requieren destreza y habilidad extraordinarias, puede ser comparado con una de esas costosas máquinas. Debe esperarse que el trabajo que aprenda a realizar, más allá de los salarios usuales del trabajo común, le reponga todo el gasto de su educación, con al menos las ganancias ordinarias de un capital igualmente valioso. Debe hacer esto también en un tiempo razonable, teniendo en cuenta la muy incierta duración de la vida humana, de la misma manera que la duración más segura de la máquina. (WN, I.x.b.6)
La mayor mejora en las facultades productivas del trabajo, y la mayor parte de la habilidad, destreza y juicio con que se dirige o aplica en cualquier lugar, parecen haber sido los efectos de la división del trabajo. (WN, I.i.1)