
Pausas cerebrales para el instituto
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan que los niños de 6 a 17 años realicen al menos 60 minutos de actividad física al día. Según el CDC, la implementación de estrategias que ayudan a los estudiantes a mantenerse saludables y físicamente activos a través del uso de breves pausas de actividad en el aula (es decir, 5-10 minutos) se asocia con la mejora:
Nuevo este año escolar 2020-21, Beach Cities Health District ha creado “Brain Breaks” en asociación con Redondo Beach Unified School District en un esfuerzo por equilibrar estratégicamente el día escolar virtual con oportunidades para participar en actividades físicas cortas que activan el cerebro y dejan a los estudiantes más concentrados y listos para aprender.
Beach Cities Health District también apoya a las escuelas públicas locales mediante la incorporación de Classroom Activity Breaks, una pausa de actividad de intensidad moderada basada en la investigación de Instant Recess®. El programa se diseñó científicamente para maximizar el gasto energético y el disfrute al tiempo que se minimiza el riesgo de lesiones y el esfuerzo percibido.
¿Qué son las pausas activas?
Una pausa activa puede ser tan sencilla como dar un paseo de 10 minutos durante la hora del almuerzo o la pausa para el café, o asistir a sesiones regulares de ejercicio en el lugar de trabajo o en un gimnasio cercano. Planificar pausas activas a lo largo del día puede hacer maravillas por tu productividad.
¿Qué son las pausas de movimiento en el aula?
Las pausas con movimiento son breves intervalos que permiten a todos los alumnos mover el cuerpo y ayudan a los profesores a involucrar a los alumnos de forma física. Los cantos, los poemas, incluso los saludos y las actividades de la reunión matinal pueden utilizarse como pausas de movimiento a lo largo del día.
Pausa de 5 minutos para actividad física
Los problemas de conducta de los alumnos en las escuelas pueden enfrentar a los profesores al reto diario de la gestión del aula y colocarlos en situaciones que experimentan como particularmente complejas y estresantes (Bernier et al., 2021). Estas dificultades de comportamiento también pueden tener un impacto negativo en el aprendizaje de los alumnos, ya que se asocian en la literatura científica con mayores dificultades académicas y sociales (McClelland et al., 2007; Robson et al., 2020). De hecho, son manifestaciones de comportamientos inadecuados e impropios del contexto escolar, como la falta de atención, la impulsividad, la hiperactividad, etc. (Déry et al., 2002; Déry et al., 2007; Gaudreau, 2011) que perturban el funcionamiento del aula y además impiden que los alumnos se impliquen plenamente en el aprendizaje. La gestión de las dificultades de comportamiento en el aula, por lo tanto, plantea interrogantes sobre las modalidades pedagógicas que los profesores podrían proponer para apoyar mejores comportamientos y facilitar así el aprendizaje de estos alumnos.
Las pausas activas han suscitado el interés de numerosos investigadores y profesionales por sus beneficios, observados en los alumnos, así como por su viabilidad. De hecho, las pausas activas son una herramienta con un bajo coste en términos de tiempo y materiales, lo que facilita enormemente su uso por parte de los profesores. Se caracterizan por ser sesiones cortas de actividad física de intensidad moderada a sostenida, realizadas dentro del aula. Duran entre 5 y 15 minutos de media y son diferentes del recreo, que está fuera del aula y no está estructurado, y de la clase de educación física, que tiene fines educativos muy específicos (Hivner et al., 2019). Por lo tanto, las pausas activas no deben utilizarse para sustituir al recreo o a la educación física, sino que pretenden ser complementarias a estos otros momentos de actividad física.
Juegos energizantes
Pausa activa “Pausas activas “La “Pausa activa” describe diferentes posibilidades para que los alumnos se relajen y se preparen para las clases. Esto ocurre siempre con una actitud lúdica. El profesor presenta a los alumnos ejercicios físicos y cognitivos o una conexión de varias actividades durante las clases. (Por ejemplo ejercicios con resultados de pasos acordados y deberes aritméticos)
Hemos realizado ejercicios de kinesiología con los alumnos de nuestra escuela. La kinesiología se ocupa del flujo de energía en el cuerpo, de la reducción del estrés y del desarrollo de la energía vital. Además, incorpora los conocimientos de la psicología moderna, así como los últimos conocimientos sobre la bioenergía y la comunicación en el cuerpo.
La mayoría de los alumnos realizan los ejercicios en las clases, cuyo objetivo es reducir el estrés. Como resultado, estos “juegos” mejoran la concentración y la motivación de los alumnos. También hay ejercicios que entrenan especialmente la cooperación, que mejoran la comunicación o establecen contactos entre los alumnos.
Pausas cerebrales físicas
Colella, D. , Monacis, D. y Limone, P. (2020) Pausas activas y desarrollo de competencias motoras en la escuela primaria: A Systematic Review. Advances in Physical Education, 10, 233-250. doi: 10.4236/ape.2020.103020.
La contribución de la actividad física para la promoción de la salud y la prevención de patologías crónico degenerativas ha sido ampliamente destacada por la literatura internacional, que describe diferentes tipos de intervención que implican a distintos sectores y contextos educativos: escuela, iniciación deportiva, deporte, salud pública, tiempo libre, etc.
Las directrices internacionales de la OMS recomiendan, para niños y adolescentes (5 – 17 años), la práctica de al menos 60 minutos de actividad física diaria de moderada a intensa (OMS, 2014), con un gasto energético de 3 a 9 METS (Norton et al., 2010). Desafortunadamente, un gran porcentaje de jóvenes y adolescentes en diferentes países no cumplen con estas recomendaciones sobre la práctica de actividad física (OMS, 2014), destacando un importante descenso en los niveles de actividad física especialmente en adolescentes (Chan et al., 2017). El aumento del sobrepeso y la obesidad en la infancia es un importante problema de salud pública a corto-largo plazo (Bullock et al., 2017). Los estilos de vida sedentarios conducen a niveles reducidos de actividad física que afectan fuertemente a la tasa de obesidad, aumentan los factores de riesgo relacionados con la aparición de enfermedades cardiovasculares y metabólicas en los jóvenes (NCD Risk Factor Collaboration, 2017).